La
voz de Berta no pudo ser silenciada, debe continuar…
Cuando Berta Cáceres Flores, coordinadora general de
la organización indígena lenca COPINH y líder
nacional del movimiento social en Honduras, fue
asesinada, el 2 de marzo pasado, ella estaba en
medio de una intensa lucha en defensa del Río
Gualcarque.
Berta y el pueblo Lenca de Río Blanco ya habían
paralizado la construcción de la represa de Agua
Zarca sobre el río Gualcarque el 2014. Entonces,
ella fue detenida por los militares y el gobierno de
Honduras ordenó su encarcelamiento.
Posteriormente, la empresa de “Desarrollos
Energéticos S.A. (DESA) inició un segundo intento de
construcción de la represa; y Berta, como también
otros miembros del COPINH, recibieron amenazas de
muerte y aumentó la represión.
Ya entonces, disparos fueron realizados contra Berta
mientras ella conducía su vehículo en el área de la
represa. También, los empleados de la oficina del
alcalde la amenazaron durante una protesta, diciendo
que Berta era alguien "que tuvo que ser muerto" y
que Berta no volvería allí.
Un asesino vinculado con la empresa, con un
historial criminal, dijo a los miembros de la
comunidad que iba a asesinar a 10 personas que se
oponían a la construcción de la represa, incluyendo
a Berta.
Berta y otros miembros del COPINH fueron perseguidos
por hombres armados y siguieron recibiendo amenazas
de muerte.
Sin embargo, Berta se negó a permanecer en silencio,
no sólo en su oposición a la represa de Agua Zarca,
sino por su clara denuncia contra el régimen
hondureño, respaldado por los EEUU, que tiene a la
venta los recursos naturales de Honduras para el
saqueo por parte de las empresas.
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Foto: Radio
Progreso
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Ella se pronunció enérgicamente en contra de la
militarización y la represión por parte del Estado
de Honduras, la que ha sido financiada por EEUU, y
que se ha utilizado para forzar megaproyectos,
represas, privatización, en contra de las
comunidades que se levantaron para defender su
territorio.
Los poderes que orquestaron el asesinato de Berta no
se han contentado sólo con matar a Berta, sino que
ahora están manipulado la investigación sobre la
muerte de Berta como la han denunciado COPINH y
familiares de Berta.
El gobierno de Honduras rechazó la petición de la
familia de Berta de tener un experto forense
independiente para que estuviese presente en la
autopsia y han puesto en peligro la vida del único
testigo del asesinato de Berta, Gustavo Castro Soto.
A pesar de Gustavo
ha cooperado con la investigación y dado numerosos
testimonios, el gobierno de Honduras le ha prohibido
salir del país y volver a México, donde vive,
insistiendo en que debe permanecer en la localidad
donde se produjo el asesinato y donde y podría ser
asesinado. Como si esto no fuera suficiente, su
abogado ha sido suspendido.
COPINH y familiares de Berta han puesto de
manifiesto que las autoridades hondureñas están
tratando de evitar la responsabilidad que tienen en
el crimen de Berta centrando la investigación,
falsamente, sobre los activistas COPINH, en los
compañeros de Berta. Con esto, desvían la
investigación y no siguen la pista hacia los
poderosos; responsables de las constantes amenazas
de muerte y represión que Berta enfrentó.
Como COPINH declaró:
“Es claro que el estado Hondureño, el mismo estado
que criminalizó a Berta Cáceres, el mismo estado que
dio orden de captura a Berta, el mismo estado que la
persiguió, que la amenazó, y que tiene
responsabilidad por su asesinato no puede investigar
a sí mismo. El mismo estado que persiguió a Berta
Cáceres por enfrentar los poderes económicos y
políticos solo tiene la intención de manipular la
investigación para seguir criminalizando y
difamando”.
El COPINH y familiares de Berta han pedido al
gobierno de Honduras que firme un acuerdo con la
Comisión Interamericana de
Derechos Humanos para la
creación de un grupo independiente e imparcial de
expertos para que pueda investigar el
asesinato. Además, han pedido la cancelación
definitiva de la construcción de la represa de Agua
Zarca.
El COPINH ha pedido que se ponga fin a la ayuda
militar y de seguridad a Honduras lo mismo que Berta
exigió durante su vida.
En especial, sigue preocupando la presencia de la
unidad militar los “TIGRES” financiada y capacitada
por los EEUU que se encuentran en el área de la
represa de Agua Zarca para intimidar a la población
local.
Los TIGRES, efectivamente, han sido financiados y
entrenados por los EEUU para tratar supuestamente el
tráfico de drogas, pero es evidente que se están
utilizando para proteger “intereses corporativos” y
para intimidar a la comunidad en resistencia.
Berta era una voz por la libre determinación no sólo
del pueblo lenca sino para todos los hondureños.
Ella era un líder muy clara que se opuso al golpe
militar de 2009 y a los regímenes represivos
resultantes.
Ella junto a COPINH, con el apoyo de numerosas
comunidades lencas, luchaban contra el
desplazamiento que generan las represas, la
privatización de sus recursos, y los megaproyectos.
Ella era un líder nacional en la lucha contra el
plan ultra-neoliberal que se esta imponiendo en
Honduras y que ha significado la privatización y
explotación, de casi todo lo que sea posible, como
la represión brutal contra los que resisten.
Berta habló en contra de la alianza con EEUU y el
Plan de la
Prosperidad el
que están poniendo en marcha en toda Centroamérica y
que implica, claramente, su militarización y el
impulso de proyectos de privatización y de
explotación económica los que solamente traerán más
destrucción y muerte a Honduras.
Ella criticó fuertemente la represión del régimen
actual y se negó a permanecer en silencio. No
importa cuántas amenazas recibió, no importa cuántas
veces se la siguió, se la perseguíos o se le amenazó
de muerte, Berta no pudo ser silenciada y no debe
ser silenciada hoy. La voz de Berta debe continuar…
Brigitte Gynther