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No m�s soldados latinoamericanos a la Escuela de las Am�ricas
 

COMUNICADO DE LAS IGLESIAS DE VENEZUELA
LA JUSTICIA Y LA PAZ SE BESARON (Salmo 85:10)

"Unimos nuestras voces a la de millones de cristianos y cristianas de Colombia v�ctimas de la guerra, a las iglesias de ese pa�s comprometidas con los pobres, a los organismos de derechos humanos y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad que luchan para detener una de las guerras m�s largas y sangrientas de Am�rica Latina con  m�s de 35.000 muertos, 15.000 desaparecidos  y m�s de cuatro millones de desplazados."

Nosotros, cristianos y cristianas pertenecientes a una diversidad de iglesias y organizaciones ecum�nicas de Venezuela, Am�rica Latina, El Caribe y los Estados Unidos, concientes de nuestra responsabilidad �tica frente a los acontecimientos que hoy sacuden a nuestros pueblos, en busca de ser una comunidad de vida, de honestidad y equidad queremos reconocer, en primer lugar, la presencia liberadora de Jesucristo en los eventos solidarios que afirman nuestra hist�rica decisi�n de ser pueblos libres, soberanos y dignos de vivir en una sociedad de justicia

Unimos nuestras voces a la de millones de cristianos y cristianas de Colombia v�ctimas de la guerra, a las iglesias de ese pa�s comprometidas con los pobres, a los organismos de derechos humanos y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad que luchan para detener una de las guerras m�s largas y sangrientas de Am�rica Latina con m�s de 35.000 muertos, 15.000 desaparecidos y m�s de cuatro millones de desplazados.

Saludamos como muy positivo y esperanzador los esfuerzos de los gobiernos y pueblos latinoamericanos y caribe�os destinados a lograr la paz y consolidar la integraci�n. Nuestros pueblos tienen derecho a la autodeterminaci�n solidaria, lo cual implica el establecimiento de relaciones econ�micas, pol�ticas, sociales y culturales justas e igualitarias, respetuosas de la diversidad, hermanados con los otros pueblos por una red de alianzas inquebrantables que nos permita caminar juntos hacia nuestra propia liberaci�n.

Saludamos como muy positivos y esperanzadores los esfuerzos conducentes a un acuerdo humanitario en la hermana Rep�blica de Colombia. La liberaci�n de siete hermanos y hermanas, con la mediaci�n del Presidente Ch�vez y de la senadora colombiana Piedad C�rdova, son hechos concretos de amor que nos convocan a la unidad con esperanza y nos desaf�an a acompa�ar a nuestros pueblos en su largo caminar hacia la paz con justicia. Reconstruir la paz en Colombia y detener los intereses belicistas de quienes tratan de obstaculizar el acuerdo humanitario resulta un objetivo insoslayable y de alta prioridad para los pueblos de Am�rica Latina y El Caribe.

Nos sumamos a los pronunciamientos que rechazan el secuestro como arma de pol�tica, pero no desconocemos la voluntad de negociaci�n mostrada por la dirigencia de la FARC, que ha dado como resultado la liberaci�n unilateral de siete hermanos y hermanas colombianas. Unimos nuestras voces y voluntades por la liberaci�n de Ingrid Betancourt y el resto de los secuestrados en poder de los insurgentes, as� como de los prisioneros en las c�rceles colombianas a causa de la guerra. Rechazamos las manipulaciones de los grandes medios de comunicaci�n masiva controlados desde los centros de poder mundial y sus voceros nacionales en su af�n por silenciar y mantener en la impunidad, los cr�menes de lesa humanidad perpetrados por el ejercito regular de Colombia y los grupos paramilitares, traficantes de la muerte.

Estamos gratamente conmovidos por la discusi�n franca y de altura que se dio el d�a 7 de Marzo pasado en La Rep�blica Dominicana en el marco de la Vig�sima Cumbre de Jefes de Estado del Grupo de R�o, que dio como resultado un acuerdo hacia una salida pac�fica y dial�gica del conflicto generado a ra�z de la embestida de fuerzas militares colombianas a territorio ecuatoriano. Sabemos que hay mucho camino por recorrer, muchos obst�culos que sortear para que los intereses guerreristas, ajenos a la vocaci�n de paz de nuestros pueblos, no conviertan los esfuerzos por un acuerdo humanitario en una negociaci�n r�gida, estacionaria, inhumana e infructuosa. La paz comenzar� a vislumbrarse cuando cada una de las partes en conflicto est�n preparadas para reconocer al otro.

Rechazamos las acciones unilaterales de cualquier gobierno que con vocaci�n imperial se considere con el derecho a transgredir la soberan�a de otros pueblos en nombre de su seguridad. Ante los graves acontecimientos que resultaron en la violaci�n flagrante de la soberan�a de Ecuador y el asesinato de m�s de veinte personas, estimamos que las medidas diplom�ticas tomadas por los Presidentes Rafael Correa de Ecuador, Hugo Ch�vez de Venezuela y Daniel Ortega de Nicaragua, as� como los acuerdos logrados por el Grupo de R�o en Rep�blica Dominicana, constituyen una reafirmaci�n de nuestras soberan�as, una acci�n pac�fica en defensa de la integraci�n solidaria, la autodeterminaci�n, el derecho internacional humanitario de todos los pueblos de Am�rica Latina y El Caribe y un contundente rechazo a la doctrina de guerra preventiva que trata de imponernos el gobierno de los Estados Unidos.

Solicitamos a los jefes de gobierno de Ecuador, Venezuela y Colombia dar pasos orientados a normalizar las relaciones entre los Estados directamente involucrados a fin de salvaguardar las relaciones solidarias entre nuestros pueblos y, sobre todo, que no sea injustamente afectado el derecho de los m�s pobres. Pedimos perd�n a los hermanos y hermanas de Colombia quienes durante mucho tiempo y en forma reiterada, nos han exhortado a tomar conciencia de la grave situaci�n que vive su pa�s y nos han exigido, con toda raz�n, no dar la espalda a este conflicto.

Llamamos a las comunidades cristianas y a todas las fuerzas religiosas y �ticas del continente, incluyendo a las de Estados Unidos, a orar y trabajar a favor de las iniciativas humanitarias realizadas por el gobierno de Venezuela y otros gobiernos de la regi�n y a promover la conformaci�n de una misi�n continental de paz que favorezca las salidas diplom�ticas y pol�ticas fundamentadas en la solidaridad y el bien com�n, as� como el establecimiento de un bloque solidario activo que promueva una �tica vinculante para todas nuestras naciones, que haga de este continente un modelo de convivencia, reconciliaci�n libertad y paz con justicia.

Caracas, Marzo de 2008.

www.cristianosporlapaz.info