La CIA y la Tortura en América Latina
Pablo Ruiz*
En
diciembre pasado se conoció públicamente el informe del
Comité de Inteligencia del Senado de EEUU sobre las técnicas
de interrogatorio que la CIA aplicaba contra los prisioneros
en Guantánamo como en otras instalaciones secretas que
mantenía en Europa y Asia.
Palizas, amenazas de violaciones a esposas, madres e hijas
de los prisioneros; colgarlos en barras por horas o días;
prohibirles dormir; someterlos a ahogamiento (el llamado
“submarino”), a baños de hielo y alimentación y hidratación
vía rectal hacen parte de la lista de abusos cometidos. En
una palabra: tortura.
Es importante que las personas sepan que, de acuerdo a la
legislación internacional, la aplicación de la tortura está
prohibida en todos los países del mundo, incluyendo a sus
agentes de Estado y sus fuerzas armadas nacionales, porque
viola el derecho básico de respeto de la dignidad humana.
Incluso en una situación efectiva de guerra los prisioneros
deben ser tratados con dignidad y los heridos en combate,
socorridos.
El sociólogo argentino, Atilio Boron, señala con precisión
que “la tortura no sólo degrada y destruye la humanidad de
quien la sufre; también degrada y destruye al régimen
político que ordena ejecutarla, la justifica o la
consiente”.
Es importante decir que el uso y el entrenamiento en tortura
por los agentes de EEUU no es noticia nueva. Ya en el Manual
Kubark, de interrogación de contrainteligencia, elaborado
por la CIA en 1963, enseñaba formas de privar a las víctimas
de estímulos sensoriales y lograr que sufrieran
alucinaciones para que colaboraran.
También en los Manuales de Entrenamiento utilizados en la
Escuela de las Américas, mantenida por EEUU en Fort Benning,
Estado de Georgia, donde se han entrenado más de 77 mil
soldados latinoamericanos a la fecha, se aconsejaba "aplicar
torturas, chantaje, extorsión y pago de recompensa por
enemigos muertos".
Con razón, Amnistía Internacional ha señalado que "los
torturadores no nacen: alguien los educa, los entrena y los
apoya”.
Los diversos Informes de las Comisiones de la Verdad de
América Latina documentan el uso reiterado de la tortura en
todo el continente, incluso el reciente Informe de la
Comisión Nacional de la Verdad (CNV) de Brasil el que además
señala que “la colaboración de los EEUU fue intensa en la
formación y especialización de los agentes”.
El Informe de la CNV, Ecuador 2010, titulado “Sin verdad no
hay justicia”, indica además que las violaciones a los
derechos humanos fueron posibles porque se forjó el
imaginario de “enemigo interno” en las FFAA y policiales
dentro del marco de la Doctrina de Seguridad Nacional
impulsada por EEUU.
Es importante resaltar que, protegidos por el Estado, ningún
agente de la CIA ira a prisión por el uso de la tortura. En
América Latina, eso tampoco es novedad, pues la mayoría de
los torturadores viven en la total impunidad que le brindan
los que defienden hipócritamente el llamado “Estado de
derecho” solo y cuando no sean sus verdugos y agentes
quienes lo violen.
Poner fin a las leyes de amnistía, castigar la tortura,
crear mecanismos de prevención y terminar con el
entrenamiento de soldados latinoamericanos en la Escuela de
las Américas, son pasos fundamentales para que imperen los
derechos humanos y desaparezca la brutalidad de las
“comunidades de inteligencia”.
Este artículo fue escrito
para el Observatorio de Nacionalidades y
publicado en Opovo de la ciudad de Fortaleza, Brasil.
*
Pablo Ruiz; Equipo Latinoamericano de SOAW, Observatorio por
el Cierre de la Escuela de las Américas.
Traducción al Portugues: Olga Benário de Sousa Pinheiro.
Documentos Adjuntos:
- Informe
del Senado sobre la aplicación de la tortura por Agentes
de la CIA (en inglés).
- Parte
II, Las estructuras del Estado y las graves violaciones de
los derechos humanos de la ComisiónNacional de la Verdad de
Brasil (en portugués). El Informe completo lo puede ver en:
www.cnv.gov.br
- Recomendamos
leer: “Un comercio execrable: el comercio de la tortura” de
Amnistía Internacional, Capitulo 5. Especialistas en tortura
página 49 y La Escuela de las Américas página 51.
A CIA e a tortura na América Latina
Pablo Ruiz*
Em
dezembro passado, conheceu-se publicamente o relatório do
Comitê de Inteligência do Senado dos Estados Unidos sobre as
técnicas de interrogatório que a CIA aplicava contra os
prisioneiros em Guantánamo e em outras instalações secretas
que mantinha na Europa e Ásia.
Espancamentos, ameaças de
estupro a esposas, mães e filhas dos prisioneiros, pendurá-los
em barras de ferro ou de madeira por horas ou dias, proibi-los
de dormir, submetê-los a afogamentos (os chamados
“submarinos”), a banhos de gelo e a alimentação e hidratação
via retal fazem parte da lista de abusos cometidos. Em uma
palavra: tortura.
É importante que as pessoas
saibam que, de acordo com a legislação internacional, a
aplicação de tortura é proibida em todos os países do mundo,
o que inclui as forças armadas nacionais e agentes de
segurança do Estado, porque viola o direito básico de
respeito à dignidade humana. Até mesmo em situação efetiva
de guerra, os prisioneiros devem ser tratados com dignidade
e os feridos em combate, socorridos.
O sociólogo argentino
Atílio Borón aponta com precisão que “a tortura não só
degrada e destrói a humanidade de quem a sofre, como também
degrada e destrói o regime que ordena sua execução ou
justifica e consente com sua prática”.
É importante destacar que a
utilização e treinamento para tortura de agentes dos Estados
Unidos não é notícia nova. O Manual Kubark sobre
interrogatórios de contra-insurgência, elaborado pela CIA em
1963, ensinava formas de privar as vítimas de estímulos
sensoriais e conseguir que sofressem alucinações para que
passassem a colaborar.
Também nos manuais de
treinamento utilizados na Escola das Américas, mantida pelos
Estados Unidos no Forte Benning, Estado da Geórgia, onde se
tem treinado até a presente data mais de 77 mil soldados
latino-americanos, aconselhava-se “aplicar tortura,
chantagem, extorsão e pagamento de recompensa por inimigos
mortos”.
Com razão, a Anistia
Internacional tem sinalizado que “os torturadores não nascem:
alguém os educa, os treina e os apoia”.
Os diversos relatórios das
Comissões da Verdade da América Latina documentam o uso
reiterado da tortura em todo o continente. O recente
relatório da Comissão Nacional da Verdade (CNV) brasileira
confirma, ainda, que “a colaboração dos Estados Unidos foi
intensa na formação e especialização dos agentes”.
O relatório da CNV do
Equador, de 2010, intitulado “Sem verdade não há justiça”,
indica que as violações dos direitos humanos foram possíveis
porque se forjou o imaginário do “inimigo interno” nas
forças armadas e policiais dentro do marco da doutrina de
segurança nacional impulsionada pelos Estados Unidos.
É importante ressaltar que,
protegido pelo Estado, nenhum agente da CIA irá para a
prisão por uso da tortura. Na América Latina isso não chega
a ser novidade, pois a maioria dos torturadores vive na
total impunidade, promovida pelos que, hipocritamente,
defendem o chamado “Estado de direito” somente quando não
são seus verdugos e agentes os que o violam.
Por um fim às leis de
anistia, castigar a tortura, criar mecanismos para preveni-la
e terminar com o treinamento de soldados latino-americanos
na Escola das Américas são passos fundamentais para que
imperem os direitos humanos e desapareça a brutalidade das
“comunidades de inteligência”.
* Pablo Ruiz,
Jornalista chileno do
Observatório pelo Fechamento da Escola das Américas e
colaborador do Observatório das Nacionalidades.
Tradução: Olga Benário Pinheiro