Entrenamiento militar “Made in USA”
Por Pablo Ruiz*
El año 2016 la Escuela de las Américas entrenó a 1749
uniformados del Ejército, de la Marina y de la Fuerza Aérea
de América Latina pero también a 15 civiles y 190 policías.
Sabemos que Costa Rica y Panamá enviaron a sus policías a
recibir entrenamiento, por el simple hecho que ambos países
no tienen ejércitos; pero entre estas dos naciones el total
suma 44 el 2016 ¿Qué otros países enviaron también a sus
policías a recibir entrenamiento militar a una academia
militar? No lo sabemos, esa información no está disponible.
Lo que sabemos es que esto puede influir negativamente en
las llamadas “Fuerzas del Orden” y es muy posible que el
aumento de la militarización y represión de las policías en
América Latina, hacia el movimiento social, se deba a la
doctrina promovida por EEUU que básicamente sigue
legitimando que se puede hacer todo por la “seguridad
nacional”.
En Costa Rica por ejemplo, apelando a sus leyes de
transparencia y acceso a la información pública, se conoció
que entre los cursos que tomaron los policías de este país
en la Escuela de las Américas, en los últimos años, figuran
“Curso de Análisis Contra Terrorismo”, “Curso Operaciones
de Inteligencia”, “Curso Operaciones información”, “Curso
Antidrogas y Antiterrorismo”, “Curso Básico
de Inteligencia para Oficiales” y “Curso Analista de
Información”, entre otros.
Ya sabemos de sobra que entiende EEUU sobre terrorismo y
cómo lo enfrenta. Ya sabemos que en la lucha contra la droga
y el terrorismo que ellos promueven morirán siempre,
porcentualmente, más civiles. Ya sabemos que son las
“operaciones de inteligencia” y de “información”; listas
negras, infiltración a movimientos sociales, noticias
falsas, etc.
Por otro lado, de los datos oficiales, dos de los
principales países que enviaron más tropas a esta academia
militar, el 2016, fueron Colombia y Honduras donde se siguen
registrando graves violaciones a los derechos humanos.
Colombia, que por años ha sido el país que más soldados
envía uniformados a formarse a EEUU, entrenó el año 2016 a
862 efectivos más en la Escuela de las Américas. Es lejos,
desde años, el número uno en envíos y en violaciones a los
derechos humanos.
De acuerdo a un
Informe del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la
Paz (INDEPAZ)
el año 2016 se registraron en Colombia 117 asesinatos contra
defensores de los derechos humanos, más de 350 amenazas, 46
atentados y 5 casos de desaparición forzada.
En Colombia el
conflicto armado dejó al menos 220.000 personas asesinadas,
25.000 desaparecidas y 4.744.046 desplazadas en el periodo
comprendido entre 1958 y 2012 de acuerdo a las cifras
reveladas por el
Informe “¡Basta ya! Colombia: memorias de guerra y dignidad”.
El 82 % de las víctimas fueron civiles.
El segundo país que más uniformados envió a la Escuela de
las Américas a recibir entrenamiento fue Honduras,
registrando 261 efectivos el año 2016.
De acuerdo al
Informe “Honduras: El lugar más peligroso para defender el
Planeta”,
de Global Witness, “desde el golpe de Estado de 2009, 123
activistas de la tierra y el medio ambiente han sido
asesinados en Honduras; muchos otros han sido amenazados,
atacados o encarcelados”.
El Informe
recuerda el asesinato de Berta Cáceres, sucedido el 2 de
marzo del 2016. Meses después el diario
El Heraldo
de Honduras informó que entre los detenidos por este caso
figuran “Un militar activo, dos oficiales retirados y un
técnico ambiental”.
De
acuerdo al diario The Guardian, dos de ellos, el mayor
Mariano Díaz Chávez y el teniente Douglas Giovanny Bustillo
recibieron entrenamiento antiterrorista el 2005 en EEUU.
Bustillo además recibió entrenamiento en la Escuela de las
Américas. También, el año pasado, un ex soldado hondureño,
miembro de las unidades de élite, dijo que había visto el
nombre de Berta Cáceres y otros en una “lista negra” que
circuló dentro del ejército.
Nada
de esto nos puede sorprender porque detrás de las muertes de
defensores de derechos humanos, aunque las realicen sicarios
o paramilitares o delincuentes, y quisieran pasarlas como
hechos comunes, se esconde la mano del poder.
Por otro lado, México, donde actualmente se registran las
más graves violaciones a los derechos humanos en América
Latina, si bien figura haber enviado 46 uniformados el año
2016 - y en los últimos cinco años 130 efectivos- a la
Escuela de las Américas lo cierto es que EEUU está
comprometido, por otras vías y acuerdos, con el
entrenamiento de sus soldados y policías.
Un
artículo de John Lindsay-Poland,
indica que tan sólo en el periodo 2013 y 2014 “Los Estados
Unidos dieron entrenamiento militar a más de 5700 policías y
soldados mexicanos en unas 45 localidades estadounidenses y
al menos diez sitios en México durante los últimos dos años,
según datos publicados por el Departamento de Estado”.
En México de
acuerdo a
datos
oficiales del Alto Comisionado de las Naciones Unidas, en la
última década hubo 151.233 asesinatos hasta agosto de 2015.
Al 30 de septiembre de 2015, el Estado mexicano reportaba
26.798 personas desaparecidas y la Procuraduría General de
la República (PGR) contaba, al mes de abril de 2015, con
2420 investigaciones “en trámite” por casos de tortura, y
sólo 15 sentencias condenatorias por este delito.
La académica,
politóloga y escritora mexicana Denise Dresser, sin
embargo, señala que los “años de guerra” han dejado al menos
213.000 muertos
“Un índice de letalidad en el cual el Ejército mata a ocho
personas por cada una que hiere. 12.408 quejas ante la CNDH
y el involucramiento de manos militares en Tlatlaya y
Ayotzinapa”, señaló Dresser.
Pero no sólo Colombia, Honduras y México envían sus tropas a
la Escuela de las Américas también lo hacen Brasil, Chile,
Costa Rica, República Dominicana, El Salvador, Guatemala,
México, Perú, Panamá, Paraguay, entre otros.
Sin embargo, no todos envían sus tropas a la Escuela de las
Américas, este 2016 no lo volvieron a hacer Venezuela,
Argentina, Nicaragua, Ecuador, Bolivia y Uruguay países que
se comprometieron de no seguir enviando a sus soldados ni
policías a esta cuestionada institución.
Venezuela, por ejemplo, retiró sus soldados el año 2004 dos
años después del intento fallido de golpe de estado contra
el presidente Hugo Chávez donde entre sus cabecillas figuró
el general Efraín Vázquez graduado de la Escuela de las
Américas.
Venezuela, como otros países no vivieron dictaduras
militares, anteriormente. Sin embargo, antes de que asumiera
Hugo Chávez se registraron graves violaciones a los Derechos
Humanos que poco o nada se conocieron en Latinoamérica y el
mundo.
De acuerdo a la
Comisión por la Justicia y la Verdad en Venezuela,
entre los años 1958 y 1998, se registraron 10.071 víctimas
de asesinato, torturas y desapariciones por motivos
políticos.
Finalmente, la Escuela de las Américas, que hoy se conoce
como Instituto de Cooperación y Seguridad del Hemisferio
Occidental (WHINSEC, en inglés), tiene más de 70 años de
existencia, fue fundada en 1946 en Panamá, y por sus aulas
han pasado más de 80 mil soldados de toda América Latina a
la fecha.
Muchos de sus “graduados” se transformaron en dictadores,
torturadores y asesinos y otros guardaron un silencio
cómplice cuando sucedían desapariciones y asesinatos contra
el pueblo que juraron defender.
* Pablo Ruiz, periodista, es parte del Observatorio para el
Cierre de la Escuela de las Américas.
Military Training “Made in the USA”
In 2016 the School of the Americas trained a total of 1749
members of the Armies, the Navies, and Air Forces of Latin
America — and it also trained 15 civilians and 190 police
officers.
We know that Costa Rica and Panama sent only police officers
to receive training at WHINSEC, from the simple fact that
neither of these two countries possesses an army. Between
these two countries, the total enrollment in 2016 came to
44. What other countries also sent their police officers to
receive military training at a military academy? We can’t
know, as that information has not been made available.
What we do know is that this military training could
negatively influence so-called “Law Enforcement Bodies” and
that it is possible that the increase in militarization and
repression seen towards social movements by police forces in
Latin America may be due to the US-promoted doctrine that
continues to legitimize the idea that these forces are
allowed to do anything and everything for “national
security.”
For example, by utilizing the Costa Rican transparency and
public information access laws, it became known that among
the courses taken by Costa Rican police at the School of the
Americas in the last few years were courses in
“Counterterrorism Analysis,” “Intelligence Operations,”
“Information Operations,” “Anti-drugs and Anti-terrorism,”
“Basics of Intelligence Operations for Officers,” and
“Information Analysis,” among others.
We also know all too well about how the US understands and
confronts terrorism. We know, in the struggle against drugs
and terrorism which they promote, that proportionately more
civilians will die. We also know what is really meant by
“intelligence operations” and “information”: blacklists,
social movement infiltration, false news reports, etc.
Furthermore, according to official 2016 data, the two
countries which sent the most troops to this military
academy were Colombia and Honduras, both countries where
grave human rights violations continue to be documented.
Colombia — the country which for many years has sent the
most troops to the US for training — in 2016 sent 862
students to the School of the Americas/WHINSEC. Colombia
continues to be the number one country in both troops sent
and in human rights violations recorded, by far.
According to a Report
from the Development and Peace Studies Institute (INDEPAZ),
during 2016 there were 117 Colombian human rights defenders
murdered. More than 350 death threats, 46 attempted
murders, and 5 forced disappearances were also reported.
In Colombia, the armed conflict has left at least 220,000
people killed, 25,000 disappeared and 4,744,046 people
displaced in the years between 1958 and 2012. These figures
are revealed in the report, “Enough!
Colombia: memories of war and dignity.” Eighty-two
percent of the victims were civilians.
The country in second place in 2016 for sending forces to
the School of the Americas for training is Honduras, with
261 students enrolled.
According to the report, “Honduras:
the deadliest place to defend the planet,” by Global
Witness, “123 land and environmental activists have been
murdered in Honduras since the 2009 coup, with countless
others threatened, attacked or imprisoned.”
That report describes the assassination of the respected
human rights and environmental activist Berta Cáceres, which
took place on March 2, 2016. Months later, the Honduran
newspaper El
Heraldo reported
that among those arrested for this case appear “an active
member of the military, two retired officials and an
environmental engineer.”
According to The
Guardian newspaper,
two of those arrested, Major Mariano Díaz Chávez and
Lieutenant Douglas Giovanny Bustillo, received
anti-terrorist training in 2005 in the United States.
What’s more, Giovanny Bustillo received training at the
School of the Americas. And in 2016, a Honduran ex-soldier,
member of an elite unit, reported that he had seen Barta
Cáceres’ name on a “blacklist” that was being circulated
within the army.
None of this should surprise us. Behind the killings of
human rights defenders, although carried out by hired
assassins or by paramilitary forces or criminals — and while
frequently passed off as ordinary incidents — hides the hand
of power.
From Mexico, a country where currently the gravest of human
rights violations in Latin America are being documented, 46
troops were sent in 2016 and 130 troops in the last five
years to the SOA, if we are to believe published figures.
It is known that the US is committed, through other means
and agreements, to the training of their soldiers and
police.
An article
by John Lindsay-Poland indicated
that in just the period between 2013 and 2014, “the United
States gave military training to more than 5,700 Mexican
police officers and soldiers in 45 locations across the US
and at least ten sites in Mexico during the last two years,
according to information published by the Department of
State.”
According to official data from the United Nations High
Commission, during the last decade until August 2015 there
were 151,233 murders in Mexico. On September 30, 2015, the
Mexican government reported that 26,798 people had been
forcibly disappeared in the preceding years. The Attorney
General of Mexico reported, in April 2015, that 2,420
investigations were in progress for cases of torture. Of
these, only 15 sentences have been handed down.
Mexican professor and activist Denise Dresser, however,
tells us that the “war years” have left, at a minimum,
213,000 people dead.
“The army has the highest percentage of lethality, in which
eight people are killed for every one that is wounded: as
shown by the 12,408 complaints before the National
Commission on Human Rights and the military involvement in
the cases of Tlatlaya and Ayotzinapa,” reported Dresser.
But not only Colombia, Honduras and Mexico send troops to
the School of the Americas. Brazil, Chile, Costa Rica, the
Dominican Republic, El Salvador, Guatemala, Peru, Panama,
Paraguay, Canada, Taiwan and other countries do so as well.
Nevertheless, not all Latin American countries send troops
to the School of the Americas. By 2016, Venezuela,
Argentina, Nicaragua, Ecuador, Bolivia and Uruguay publicly
committed to no longer sending soldiers nor police to the
institution in question.
Venezuela, for instance, withdrew its soldiers in 2004, two
years after the failed coup d’etat against President Hugo
Chávez. Among the leaders of that coup d’etat was General
Efraín Vázquez, a graduate of the School of the Americas.
Unlike other Latin American countries, Venezuela had not
previously lived through military dictatorships. However,
prior to Hugo Chávez assuming power, it had documented grave
human rights violations of which few, if any, were known in
Latin America or the world.
According to the Venezuelan Truth and Justice Commission,
between the years 1958 and 1998, there were 10,071 victims
of assassination, torture and politically-motivated
disappearances documented.
In summation, the School of the Americas, today known as the
Western Hemispheric Institute for Security Cooperation
(WHINSEC), has operated for more than 70 years since its
founding in 1946 in Panama. To date, more than 80,000
soldiers from across Latin America have passed through its
gates.
Many of its “graduates” became dictators, torturers and
assassins. Many others kept or still keep a complicit
silence when the people they are sworn to protect have been
forcibly disappeared and assassinated.
– Pablo
Ruiz, journalist, is a member of School of the
Americas Watch.
http://www.alainet.org/es/node/184176