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Soldados de la Escuela de las Américas implicados en muerte de niño de 15 años en Honduras

Hace un año, el 27 de Mayo de 2012, el joven Ebed Yanes, de 15 años, estaba en camino a su casa, en la motocicleta de su papá, en la capital de Honduras, cuando no paró en un reten de control. Siete militares le persiguieron en un vehículo pick up Ford 350 donado por los Estados Unidos.  

Entre ellos, el subteniente Josué Antonio Sierra, quien se graduó el 2011 en WHINSEC, el nuevo nombre para la Escuela de las Américas (SOA), fue quien dio la orden de abrir fuego mientras que también él mismo bajó del carro y comenzó también a disparar. El joven indefenso murió inmediatamente.

El subteniente Sierra es miembro del Primer Batallón de Fuerzas Especiales del Ejército, una unidad certificada por los Estados Unidos tras verificar que sus oficiales ni soldados violan los derechos humanos. Así, pueden recibir ayuda militar de los EEUU como el vehículo que usaron para perseguir y asesinar a Ebed. 

Cuando los soldados informaron al oficial supervisor del reten, graduado de la SOA, Teniente Coronel Juan Rubén Girón, que habían matado a un niño, el arregló un encubrimiento.  

Soldados involucrados en la operación dijeron que él les ordenó volver al lugar para levantar las evidencias. "El fue quien nos dijo que teníamos que decir... que no debíamos decirle a nadie lo que había sucedido." 

Coronel Reynel Fúnes Ponce, también graduado de la SOA, fue el Comandante del Primer Batallón de Fuerzas Especiales, ordenó el cambio de las armas para que las pruebas balísticas no dieran resultados.  

Funes Ponce fue certificado por los EEUU por no ser corrupto ni violar los derechos humanos; recibió esta certificación a pesar de su papel previo como Comandante de la Batallón XV, que ha sido vinculado con muchas violaciones de derechos humanos, incluso ejecuciones extrajudiciales de campesinos en el Bajo Aguan. 

Coronel de artillería Jesús A. Mármol Yanes, quien asistió 3 veces a la Escuela de las Américas y quien la SOA considera un "Graduado Distinguido" dijo a los investigadores que nunca fue informado de la muerte de Ebed a pesar de testimonio al contrario y el registro de esa noche.  

Cuando la Fiscalía empezó la investigación, él y Fúnes Ponce entregaron armas carabinas A2 en lugar de los fusiles Pietro Bereta M-16 que utilizaron los militares en el reten. 

Otro graduado de la SOA, Teniente Coronel Mariano Mendoza, quien se desempeño como subcomandante del Primer Batallón de Fuerzas Especiales, y un asesor legal sugirieron a los soldados el testimonio para dar a los investigadores.  

En base de eso, los soldados inicialmente dijeron a los investigadores que no estuvieron en la zona. 

Seis oficiales militares son acusados del encubrimiento y violación a los deberes de los funcionarios o abuso de autoridad.

A pesar de su papel en encubrir la muerte de un joven inocente, varios de estos oficiales fueron nombrados a puestos mas altos este año.  

Por ejemplo, Fúnes Ponce, quien cambió las armas, fue nombrado Comandante del Comando de Operaciones Especiales y Teniente Coronel Mendoza fue nombrado Comandante del XVI Batallón de Infantería.   

Además, las acusaciones en su contra están considerados delitos en perjuicio de la administración pública y no en perjuicio de la víctima. Así que el representante legal de la víctima esta excluido del caso.  

Con el sistema judicial, conocido por corrupción y influencias, se deja el caso donde el gobierno, el juez, y el ejército, llegan a un acuerdo entre ellos.  

Como explica el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), esto es una manera de facilitar la impunidad y “negar a las víctimas su derecho inalienable de participar en el proceso criminal”. 

De hecho, sin la lucha incansable del papa de Ebed, Wilfredo Yanes, este caso nunca hubiera visto la luz. El joven Ebed hubiera sido uno de las tantas víctimas de asesinato en Honduras cuyos casos nunca se investigan.  

Cuando Wilfredo no pudo encontrar a su hijo el domingo en la mañana, él y su esposa le fueron a buscar. Al final, le encontraron en una morgue, donde le dijeron que fue víctima de un asesinato en la calle.  

Wilfredo no lo creyó y empezó a investigar. Encontró testigos que vieron soldados encapuchados perseguir a su hijo, le dieron una descripción del vehículo, y casquillos.  

Wilfredo fue al Comisionado Nacional de Derechos Humanos, quien se negó a recibir su denuncia. También fue a la Fiscalía Especial de Derechos Humanos, quien recibió la denuncia pero no tenían vehículo para investigar el caso entonces Wilfredo les llevó en su carro. 

Wilfredo y COFADEH han pedido la derogación del decreto que permite que las Fuerzas Armadas patrullen en la calle.  

Después del golpe de estado militar en 2009, las Fuerzas Armadas fueron parte de la fuerte represión en contra el pueblo.  

Luego vino decreto 223-2011 que faculta a las Fuerzas Armadas para ejercer labores de policías en el marco de un estado de emergencia de seguridad pública.  

Desde que se declaró este estado de emergencia, en noviembre de 2011, ha sido renovado cada vez que va a vencer. Uno no tiene que manejar lejos para encontrar un reten militar en la calle como el reten donde mataron a Ebed. 

Los EEUU sigue dando millones de dólares en ayuda militar a Honduras, a pesar de las violaciones de derechos humanos y las niveles altos de impunidad – lo cual se manifiesta en la ascensión de militares que encubrieron la muerte de este joven y la falta de responsabilidad por la muerte de otros civiles inocentes.  

La influencia de intereses poderosos en el sistema judicial de Honduras es profundo.

En el caso de la muerte de Ebed, aun con el testimonio de soldados que ahora son víctimas protegidos, solo una persona ha sido acusada de homicidio.  

Convenientemente, no es el subteniente Sierra, quien fue entrenado por los EEUU, parte de la unidad certificada por los EEUU, y encargado del vehículo donado por los EEUU – aunque el dio la orden de disparar y disparó el mismo. 

Únete a COFADEH en su campaña en contra de la impunidad en Honduras y mandar un postal a las autoridades Hondureñas para exigir justicia por Ebed y la derogación del decreto 223-2011.

B.Gynther

 

 


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